Casiano de Imola

Según Butler, San Casiano era maestro de escuela y fue apresado durante una persecución contra los cristianos.

Butler señala que San Casiano fue condenado a morir en manos de sus propios discípulos, quienes aparentemente lo odiaban por su rigor en la enseñanza.

Otros se acercaron para clavarle también algunos de estos objetos.

Malherido, San Casiano tuvo la osadía de rogarles que le golpearan con más fuerza.

Butler interpreta este rasgo no como un exhorto al pecado, sino como una forma de exponer su disposición a morir por Cristo.