Se construían principalmente con tepes de césped, a los que podían añadirse piedra o madera.
[1] Producto de un clima duro, ofrecían un aislamiento superior a otras construcciones, en una época donde otros materiales escaseaban.
[3] Las casas de tepe ofrecían un buen aislamiento, retenían el calor adentro cuando fuera hacía frío, y no había necesidad de calefacción.
[1][5] Casi no había madera en Islandia, así que los paneles interiores eran un signo de riqueza.
[3] Originalmente las viviendas solían ser casas comunales al estilo de vikingos (grandes, estrechas y sin habitaciones), pero en el siglo XIV empezaron a abandonar este estilo por casas más pequeñas interconectadas.