La casa consistorial de Éibar en Guipúzcoa, País Vasco (España), puede considerarse pionera en la construcción con hormigón en esa provincia.
La edificación se complementa con la plaza que preside, creando un foco de reunión y expansión para la ciudadanía.
En 1899 se define un proyecto en el que las nuevas instalaciones doblarían el tamaño del anterior ayuntamiento.
Se hizo cargo del proyecto al donostiarra Ramón Cortazar, que diseñó un edificio de tres plantas con un basamento en sillería y un amplio pórtico en su fachada principal, abierta a la plaza.
Las dimensiones del nuevo edificio obligaban, además de a ocupar el terreno de la antigua casa consistorial, a derribar el edificio denominado "Casa Real" en el que se ubicaban diferentes servicios de la administración del estado y a cubrir el río Ego.
En 1961 se construye un nuevo edificio en la parte trasera que cierra la "U" original y conforma un patio interior que sería cubierto y acondicionado como sala de exposiciones en 1975.
El año 2001 fue totalmente renovado, se realizó un vaciado interior manteniendo las fachadas y elementos relevantes.