Carolina, humillada

Su pareja, Celia, es una mujer muy sumisa, víctima también de los constantes golpes y agresiones que le propina en forma reiterada su marido.

Los feroces ataques han diezmado sus fuerzas y ya no puede detener tamañas embestidas, de las que además comienzan a ser blanco sus dos pequeños hijos.

Carolina hará lo imposible por proteger a sus hermanos menores, temiendo que ellos repitan su triste y amarga historia.

Al dispararle a su padre, el vive pero muere de Septicemia tiempo después.

La jueza de menores a cargo determinó que ella y sus hermanos siguieran viviendo con su madre.