Carlos Rinaldi

Los directores, una vez terminada la filmación, debían trabajar en la sección armado del laboratorio, que consistía en estantes donde se apilaban centenares de tomas en otros tantos rollitos, una larga mesa, una enrolladora, dos canastos y una lupa.

Carlos Rinaldi trabajaba en el laboratorio de Alberto J. Biasotti y no solo asistió casi desde el principio a esas proyecciones sino que por propia iniciativa se quedaba a los consecuentes debates del director con sus ayudantes acerca de los problemas y posibilidades del corte, con lo cual fue creciendo su interés en la compaginación hasta convertirse en entusiasmo.

Rinaldi llevó sus ideas a Ángel Mentasti que dirigía Argentina Sono Film y fue contratado por ésta para el montaje de Melgarejo, el filme que en ese momento rodaba Luis José Moglia Barth.

Primero estudiaba las tomas elegidas, hasta conocerlas, una vez familiarizado con el material razonaba mentalmente sobre sus posibilidades de armado, luego la ponía sobre el papel escribiendo una especie de encuadre del montaje y recién después cortaba y pegaba, tras lo cual todavía era posible algunos ajustes.

Si consideraba que todavía faltaban tomas para obtener el grado de fluidez, equilibrio estético o valoración dramática deseables, hablaba con el director y si este estaba convencido las filmaba.

En 1949 debutó como director con La cuna vacía y continuó dirigiendo hasta Diablo metió la pata de 1980.