Se suele regalar el 6 de enero a los niños malos que no se han portado bien durante el año, basándose en la tradición española según la cual a los niños de buen comportamiento les regalan juguetes y dulces los Reyes Magos, mientras que a los que se han portado mal se les trae como castigo carbón por parte de la figura de un carbonero, leñador u hombre del monte.
Incluso es costumbre regalar carbón dulce a los niños que se han portado bien o a los que no se han portado del todo bien, como recordatorio o advertencia de lo que puede pasar si durante el año siguiente no se comportan como deben.
El carbón dulce es preparado a base de azúcar y agua (denominado glasa).
[2] El primer paso es preparar la glasa en frío: azúcar lustre en un 80% y agua en un 20%, hasta obtener una masa homogénea a la que se agregará color para que obtenga su aspecto tradicional.
Seguidamente se prepara un jarabe también con agua y azúcar común, hasta que alcanza el punto de caramelo blando, lo cual sucede aproximadamente a 128 °C.