[3] Su extensión es cada vez mayor, favorecido por el aumento de temperaturas por cambio climático, las prácticas agrícolas y sobre todo por la sequía.
Por este último hecho, esta plaga puede afectar especialmente al cultivo del secano.
Actualmente está causando importantes daños en frutales de hueso en general y en almendro en particular.
[2] Durante el invierno, los adultos se refugian entre matorrales, piedras, o cualquier otro medio que se sirva de protección, mientras que las larvas de todos los tamaños permanecen en el cuello y raíces del árbol.
Durante este periodo los adultos emergidos al año anterior van muriendo, concluyendo así su ciclo biológico.
Por debajo de esa temperatura permanecen inactivos y no se alimentan ni reproducen.
Con la llegada del frío los adultos buscan lugares donde resguardarse de las bajas temperaturas.
Pueden pasar desapercibidos porque se les adhiere con facilidad partículas terrosas que los camuflan.
Aunque recién puestos son blandos, se endurecen en contacto con el aire.
La supervivencia se ve favorecida por los sistemas radiculares superficiales ya que son más accesibles.
En eclosiones a finales de agosto, estas larvas apenas alcanzan los 10 mm.
Esta forma característica es lo que le da el nombre de gusano cabezudo.
recién eclosionadas del huevo, hasta aproximadamente los 70 mm en la última fase de desarrollo.
La fase larvaria dura 2 años, formando galerías en el sistema radicular del árbol huésped.
Las larvas cortan los vasos e impiden el paso de la savia, provocando dicho debilitamiento.
La pérdida de vigor facilita el ataque de escolítidos (barrenillos) y otros parásitos secundarios que colaboran en el desenlace final del árbol, que a veces se confunde como el causante del daño.
También la elección de patrones mejor adaptadas al medio en que van a vivir, sobre todo raíces profundas y pivotantes.
Colocar impedimentos físicos para la penetración de las larvas recién nacidas en el sistema radicular del árbol a proteger.
No impide que las larvas de la raíz ya existentes completen su ciclo.
La destrucción de árboles muy atacados, quemando las raíces principales y la parte del tronco hasta unos 30cm.
La utilización de caolín como tratamiento aéreo parece tener cierta efectividad por la molestia que causa al adulto.
Estos daños tienen repercusión medioambiental y consecuentemente social, que es necesario valorar (Fras, 2013): Además presenta como agravantes: