El término fue empleado por primera vez en el libro La reproducción (1973), de Pierre Bourdieu y Jean-Claude Passeron.
En principio, son los padres quienes proveen al niño de cierto capital cultural, transmitiéndole actitudes y conocimiento necesarios para desarrollarse en el sistema educativo actual.
El capital cultural está directamente asociado con muchos otros conceptos de ciencias sociales y humanas.
Se encuentra presente en muchas áreas de estudio, como la política, la filosofía, la pedagogía, el arte, etcétera.
El capital cultural es un tener transformador en ser, una propiedad hecha cuerpo que se convierte en una parte integrante de la “persona”, un hábito.
[4] Existe también una tercera dimensión conocida como “Alquimia social”, la que legitima las formas adquiridas, es decir, el capital simbólico.
Muchos estudios parecen haber tomado la conveniente ruta de definir el capital cultural con base en los parámetros sobre educación preexistentes.
[5] Otra cuestión en disputa es hasta qué punto está relacionado con el concepto marxista de capital.