Se encuentra el altozano denominado la plazuela, definida a su vez por la intersección de las calles Empedrada y Sol, dentro del arrabal de San Miguel.
Diminuta pero urbanísticamente inteligente, domina su pequeña planta un escenario calado de blanco, tonalidades andaluzas, inmerso en un barrio marinero y flamenco.
En 1774 se amplia la capilla con una sacristía y casa de la santera.
La fachada coronada, estrecha y pequeña está totalmente decorada por el baquetón mixtilíneo que rodea la portada.
[4] En 2018 se recibe una subvención para su arreglo[5] Antonio Mariscal Trujillo (2003).