Canto del arpista

[1]​ Se ha conservado en la capilla funeraria del faraón Intef (siglo XVI a. C.), y recibe su nombre por estar escrito junto a la imagen de un arpista.

[2]​[3]​ Es el texto más antiguo conocido de un género de composiciones, conservadas en las tumbas, estelas y papiros, que se interpretaban con acompañamiento musical en banquetes y fiestas, incluidos los banquetes funerarios.

«Nadie viene de allá para decir lo que es de ellos», asegura con escepticismo, y propone vivir una vida cómoda y tranquila: la vida es corta, hay que disfrutarla.

La canción del arpista fue rebatida en una tumba tebana del Imperio Nuevo: «Yo he oído aquellas canciones que están en las tumbas de otros tiempos y las cuales hablan magnificando la existencia en la tierra y despreciando el país de los muertos.

Unge tu frente con mirra, vístete con lino fino, perfúmate con las maravillas verdaderas que forman parte de la ofrenda divina.

No expongas tu corazón a la inquietud hasta el día en que te alcance la lamentación fúnebre.

Haz, pues, del día una fiesta, y no te sientas harto.

Los que han construido edificios Cuyos emplazamientos ya no existen, ¿Qué ha sido de ellos?