El último juego empezó el 23 de enero del mismo año, que terminó empatado.
Aunque a priori casi todos los medios especializados situaban a Ivanchuk como favorito, apuntaban que si Ponomariov conseguía una ventaja inicial conseguiría romper los nervios de su adversario y ganar el campeonato, como luego ocurrió.
Y es que si en algo se diferenciaban los dos finalistas, es en la templanza de su juego.
Ponomariov, pese a su corta edad, se caracteriza por tener un juego sereno y frío, sabiendo resolver con sólidas soluciones defensivas cualquier situación complicada, mientras Ivanchuk ha demostrado en su más larga trayectoria como ajedrecista tener en este apartado un grave talón de Aquiles.
Sin embargo, éste puso en práctica un juego más defensivo a la espera de un error en su contrincante.