En 1939 se implementaron nuevas medidas: la prohibición de hablar idiomas extranjeros en público, incluso durante las ceremonias religiosas (el Ejército debía revisar las "zonas de colonización extranjera").
Las asociaciones culturales y recreativas tuvieron que cancelar todas las actividades que pudieran estar asociados con otras culturas.
En una primera etapa los periódicos estaban obligados a tener un escritor brasileño (a cargo de la censura) y publicar ediciones bilingües y artículos de autores brasileños patrióticos.
Se creó el "Crimen idiomatico", por el cual las personas podrían ser presas por no hablar portugués (en casa o en público).
Ese mismo año el Ejército brasileño, específicamente el Batallón 32 de Cazadores, integrado principalmente por soldados transferidos desde el Nordeste, se mudó a Blumenau a "enseñar los catarinenses a ser brasileños", sellando toda la correspondencia al Vale do Itajaí con la frase del exgobernador y excanciller, Lauro Müller: "Quién nació en Brasil o es un brasileño o es un traidor" Las políticas anti-idiomaticas de Vargas solo abandonaron oficialmente en 1986.