En telecomunicaciones, una caja de distribución o repartidor, es un dispositivo pasivo que termina los cables y permite realizar interconexiones arbitrarias.
Por ejemplo, el repartidor principal (MDF) de una central telefónica termina, por un lado, los cables que van a los abonados y, por otro, los cables que van a los equipos activos (DSLAM y conmutadores telefónicos).
El servicio se presta a un abonado mediante el cableado manual de un par trenzado (denominado cable puente) entre la línea telefónica y el circuito de línea DSL o POTS correspondiente.
Instalar y recablear estos puentes es una tarea que requiere mucho trabajo, lo que ha llevado a la industria a intentar crear los llamados repartidores activos o repartidores principales automatizados.
Los principales problemas que impiden su adopción generalizada son el coste y la fiabilidad.