Clínicamente su veneno contiene neurotoxinas presinápticas; éstas afectan la habilidad del terminal nervioso de liberar neurotransmisores al nervio siguiente, interrumpiendo el mensaje.
En el envenenamiento con bungarotoxinas, primero se bloquea la liberación de transmisores, llevando a una breve parálisis.
Luego viene un período de sobre-excitación, calambres, espasmos y convulsiones, lo que finaliza en una parálisis.
No obstante, una mordedura de krait puede ser mortal, y deben ser tratadas como una emergencia médica.
La mortalidad se mantiene alta, por una parte dado que muchos pacientes envenenados no logran llegar a instalaciones médicas por la distancia, y por otra dada la falta de recursos médicos, especialmente ventiladores mecánicos e implementos para intubación, en hospitales rurales.
La causa de muerte es normalmente insuficiencia respiratoria, esto por la sofocación provocada por la completa parálisis del diafragma.
Fue incapaz de llegar a tiempo para asistencia médica y subsecuentemente murió por los efectos del veneno.