Cuando en 1858 los ingleses colonizaron el subcontinente indio, había más de cinco mil grandes andamaneses, que llegaron a ser conocidos por su resistencia a cualquier contacto con personas ajenas a su comunidad.
Para algunos, como la lingüista Anvita Abbi, a la irreparable pérdida cultural que supone el final de una cultura se une el drama personal de Boa, la anciana Bo que pasó los últimos años de su vida sin nadie con quien poder conversar en su lengua materna y sin una persona afín a su cultura con la que poder evocar recuerdos.
Todos los intentos de trasladar a esta población fuera de su territorio han resultado catastróficos.
En la actualidad, esta población subsiste gracias a los suministros de comida y agua que reciben del gobierno indio por medio de barcos militares.
En este país se hablan cerca de 1.600 idiomas (casi una cuarta parte de los que hay en todo el mundo).