Birllas

Para plantar dichas birllas se harán unos “foraos” o pequeñas muecas en el suelo con la intención de que éstas permanezcan más fácilmente erguidas.

Este orden no se mantiene a lo largo de toda la partida pues variará en función del que gane las diferentes manos.

Son diferentes según las manos, pudiendo realizarse desde el centro o desde la esquina.

La partida no tiene límite de tiempo, se juega hasta que un equipo consiga hacer 6 manos.

La partida más larga sería la que diera un resultado de 6 a 5 manos.

Cada jugadora del equipo intentará derribar el mayor número de birllas posible, tirando y rebatiendo (al rebatir se vuelven a colocar todas las birllas de pie).

Si alguna acierta, el equipo contrario deberá hacer las mismas (podrán probar suerte todas).

Si no acierta ninguna jugadora del primer equipo, el segundo deberá “ir a la 1”.

En el caso de que ningún equipo acierte, se repetirá la mano.

Al igual que en la mano anterior se da desde una esquina y entre todas acuerdan el número de birllas que van a derribar entre tirar y rebatir (más bien alto).

Si consiguen acertar, el otro equipo irá a las mismas más una, para ganar.

En el caso de que no lo consigan, se repetirá la mano entera.

Todas las jugadoras tiran y rebaten, siempre que en el primer lanzamiento consigan derribar birllas.

Como en las manos anteriores, se pueden dar las siguientes circunstancias en vista de las birllas conseguidas por el primer equipo.

Entre todas las jugadoras deberán pedir el número de birllas a derribar sólo en la 1.ª fase, es decir sin rebatida.

Consiste en poner el pie izquierdo dentro de las birllas y el derecho fuera del juego y cerca de la esquina donde se halla la birlla que se quiere derribar.

Cada jugadora del equipo participa pero individualmente, sólo tirando, sin rebatida, el número de birllas que previamente se pide, Si no lo consigue, es descalificada de esta mano y pasa el turno a la siguiente compañera.

Se da desde la esquina tirando una sola vez, sin rebatida, y pidiendo el número de birllas que entre todas quieren derribar.

Estos movimientos en los que buscan la complicación para desanimar a las contrarias reciben los nombres de “monadas” y “revesazos”.

Ellas lo manejan con soltura y nuestra curiosidad atrevida intenta jugar un par de manos.