[3] Walker buscó defender la biofelicidad argumentando que la felicidad debería ser de interés para una amplia variedad de teorías morales y que la hipertermia, un estado de felicidad basal elevada, está asociada con mejores resultados en salud y logros humanos.
[4][5] Un peligro significativo de la biofelicidad radica en los problemas éticos asociados con la alteración del estado emocional natural humano mediante métodos tecnológicos.
Moldear la química cerebral orgánica o las estructuras genéticas para lograr la felicidad podría generar preocupaciones sobre la autenticidad del cuerpo y la experiencia humana.
[3][6] Se ha sugerido que alterar el estado de la mente humana y crear felicidad eterna interrumpiría el rango natural de emociones que un ser humano experimentará.
Además, los efectos a largo plazo de la biofelicidad aún no se comprenden, lo que significa que podrían surgir problemas en el futuro.