Son por lo tanto disolventes menos tóxicos y más seguros, e implican un consumo inferior.
Se ha conseguido desarrollar un biodisolvente líquido capaz de limpiar el fuel vertido en diversas catátrofes, como la del Prestige.
Se usa como disolvente logrando eliminar todos los restos de esmalte, incluso aquellos más resistentes, proporcionando a las uñas hidratación y suavidad.
Este aceite permite ablandar las cutículas, al mismo tiempo que nutre y protege las uñas, proporcionándoles un velo protector.
Permite obtener capas de protección muy homogéneas, ofreciendo muy buenos resultados tanto sobre metales como sobre vidrio.