[8] Ese año además participó en el All-Star Game, el último que se disputaría en la ABA antes de desaparecer, consiguiendo 20 puntos y 10 rebotes.
[10] No se pudo culpar del fracaso a Knight, ya que acabó la temporada promediando 26,6 puntos por partido (el segundo de la liga tras Pistol Pete Maravich), 7,5 rebotes y 3,3 asistencias,[1] disputando de nuevo un All Star Game, en el que consiguió cuatro puntos y cinco rebotes en los escasos doce minutos que permaneció en pista.
Promedió 22,9 puntos esa temporada, lo cual le hubiera colocado entre los máximos anotadores de la liga de no ser porque no llegó al mínimo establecido por la NBA para aparecer en las clasificaciones individuales (1 400 puntos o 70 partidos jugados), y es que una lesión en la rodilla no le permitió disputar nada más que cincuenta y tres encuentros.
[1] La plantilla del equipo se estabilizó al año siguiente, volviendo Knight a ser un jugador decisivo, liderando de nuevo a su equipo en anotación, con 17,5 puntos por partido, y logrando el 11 de noviembre de 1980 la máxima anotación de un Pacer en la NBA, consiguiendo cincuenta y dos puntos contra San Antonio Spurs,[1] récord que perduró durante doce años hasta que Reggie Miller se lo arrebatara al conseguir cincuenta y siete puntos ante Charlotte Hornets en 1992.
No fue el máximo anotador del equipo, honor que recayó en el rookie Clark Kellogg.
[1] No llegó a jugar ni un minuto en los Knicks, ya que fue de nuevo traspasado a Kansas City Kings, donde jugó durante poco más de un año, promediando 12,8 puntos por partido.
[14] Uno de sus compañeros en el equipo sería Mike Woodson, a quien años más tarde Knight contrataría como entrenador para los Atlanta Hawks.
[15] Otro movimiento destacado en su gestión en los Hawks fue la contratación de Rasheed Wallace, el cual, tras jugar un único partido en la franquicia, fue traspasado a Detroit Pistons a cambio de una segunda ronda del draft del año siguiente, la que aprovecharían para hacerse con los servicios de Josh Smith, una estrella mediática local.