[1] Durante su reinado, Bayezid II consolidó el Imperio Otomano y frustró una rebelión safávida poco antes de abdicar el trono a su hijo, Selim I.
Con su padre tuvo una relación algo distante, ya que sus hijos preferidos eran los Şehzade (príncipes) Mustafá (muerto en 1474) y Cem.
Sin embargo, la alianza entre Bayezid y la aristocracia turca se vio alterada por los acontecimientos que tuvieron lugar durante los últimos cuatro años del reinado de Mehmed II.
Finalmente, los Caballeros hicieron prisionero a Cem, enviándolo al papa Inocencio VIII.
En 1494, Carlos VIII invadió Italia para tomar posesión del reino de Nápoles y anunció una cruzada contra los turcos.
Bayezid II subió al trono otomano en 1481 con el apoyo clave del cada vez más poderoso partido Devşirme y sus fuerzas militares (en las que se destacaba la infantería jenízara), el cual controlaba la capital.
Finalmente el sultán se reconcilió con la aristocracia y logró vencer a su díscolo hermano.
A lo largo de su reinado, Beyazid mantuvo relaciones con el exterior que se caracterizaron por la prudencia.
Sin embargo, Bayezid efectuó numerosas campañas para conquistar el enclave veneciano del Despotado de Morea, región que había sido descrita de manera precisa como la llave al futuro poder naval otomano en el Mediterráneo oriental.
Las autoridades otomanas en Anatolia fueron, en efecto, seriamente amenazadas durante este período, y en cierta ocasión el gran visir de Beyazid, Ali Paşa, fue asesinado en una batalla contra los rebeldes.
Asimismo, Bayezid II acogió en 1492 en territorio otomano a los judíos españoles que habían sido expulsados por decreto de los Reyes Católicos.
Los años postreros de Bayezid II vieron una batalla por la sucesión entre sus hijos Selim y Ahmed.
Decidió retirarse a su Demotika natural, pero murió en el transcurso del viaje y fue sepultado en la mezquita de Estambul que lleva su nombre.