La batalla dio un giro a la Guerra Escanesa, frenando la invasión danesa del territorio sueco.
Formó sus tropas justo delante de la orilla del río, sin estar preparadas para defenderse contra un ataque organizado.
Carlos XI, al mando de la caballería, cargó sobre el ala izquierda danesa, infligiendo muchas bajas.
La infantería danesa atacó el centro sueco, llegando incluso a crear brechas en las líneas enemigas, pero sin muchos resultados.
El flanco izquierdo cayó enseguida ante la caballería de Carlos XI y el ejército danés se vio en grave peligro.