Su mayor tamaño y ligereza exigen menor esfuerzo para moverlas a la vez que se les imprime un movimiento necesariamente lento.
La invención del balón de playa se atribuye a Jonathon DeLonge en 1938.
Generalmente, están formados por diversos paneles de plástico sellados que se unen a dos paneles circulares, uno en cada extremo del balón.
Los balones están diseñados para ser inflados bien con la boca bien con un inflador por lo que se pueden guardar y transportar doblados y montarlos solo cuando se llega al destino.
Los balones de playa son un típico objeto de merchandising por lo que a menudo se encuentran serigrafiados con imágenes, mensajes y logotipos comerciales.