El francés antiguo presentaba ensordecimiento final, que podía indicarse en la escritura, aunque no de forma sistemática.
[3] Por otra parte, las fricativas son sonoras en liaison, ya sea en la habitual en [z] (gros homme [ɡʁo.z‿ɔm] «hombre gordo», deux enfants [dø.z‿ɑ̃.fɑ̃] «dos niños») o la más rara en [v] en ciertas expresiones fijas (neuf heures [nœ.v‿œʁ] «nueve horas», neuf ans [nœ.v‿ɑ̃] «nueve años»).
En la pronunciación de six [sis] «seis» y dix [dis] «diez», la [s] sorda final en pausa se sonoriza en [z] en liaison.
El valón también presenta ensordecimiento final, y, bajo su influencia, este rasgo se extiende al francés de Bélgica.
La ortografía no tiene esto en cuenta y mantiene la consonante sonora, preservando así la unidad visual de las palabras en su flexión.
El yidis proviene de dialectos del alto alemán medio, que tenían este rasgo, pero la evolución de la lengua lo hizo desaparecer, por lo que el yidis actual vuelve a oponer consonantes sordas y sonoras en posición final.
Las ortografías no reflejan este rasgo e indican la consonante sorda o sonora subyacente en sentido morfofonológico.
En ruso, el ensordecimiento se produce delante de vocal o sonante: кровь [ˈkrɔfʲ] «sangre» ~ кровь идёт [ˈkrɔfʲɪˈdʲɔt] «la sangre fluye», народ [nɐˈrɔt] «pueblo» ~ народ любит [nɐˈrɔtˈlʲubʲɪt] «el pueblo ama».
El de Varsovia emplea la sorda, al igual que el ruso: ród [ˈrut] «familia, linaje» ~ ród ludzki [ˈrutˈlut͡ski] «raza humana», bok [ˈbɔk] «lado» ~ bok lewy [ˈbɔkˈlɛvɨ] «lado izquierdo».
[11] En turco, las únicas oclusivas y africadas permitidas en posición final son las sordas [p], [t], [t͡ʃ] y [k], escritas p, t, ç, k. Al añadirse un sufijo que empiece por vocal, se sonorizan en [b], [d], [d͡ʒ] y [j] o nada, escritas b, d, c, ğ (en este último caso, también se produce lenición).