[9] En gratitud por la «liberación», Escarré llegaría a señalar en 1942: «Recordamos, agradecidos, que hace tres años, al impulso de vuestro ejército victorioso, se abrían las puertas de nuestra basílica, treinta meses cerrada, y podíamos reanudar el esplendoroso y tradicional multisecular culto a nuestra Moreneta».
[12] Sin embargo, durante los años siguientes Escarré iría alejándose del régimen, adoptando una línea abiertamente catalanista.
[14] La polémica culminó con unas declaraciones concedidas por el abad en 1963 al periódico francés Le Monde,[1] en las que criticaba abiertamente la política del régimen franquista.
Tras fuertes presiones políticas, Escarré se vio obligado a abandonar el país en 1965 y exiliarse en Italia.
[6] Convertido en un símbolo popular del nacionalismo catalán, en la despedida de su féretro hubo incidentes con la policía por entonarse proclamas y cánticos nacionalistas,[15] y el funeral celebrado en el monasterio reunió a un gran número de personas.