Por otro lado, se le reprochó el no tocar con suficiente ardor, pero fue unánime el elogio de su canto expresivo.
En París, Franchomme hizo amistad con Felix Mendelssohn pero sobre todo con Frédéric Chopin, amigo íntimo con quien frecuentemente tocó; el compositor polaco le dedicó un Gran Dúo Concertante sobre temas de la ópera Robert le diable de Giacomo Meyerbeer (1832).
También dedicó su Sonata para cello y piano de 1845-1846 a "mi amigo Franchomme".
Franchomme también reescribió la parte del violonchelo de la Introduction et Polonaise Brillante Op.
Es reconocido como el mayor violonchelista francés de su tiempo: la técnica de Franchomme es elegante, suave, desarrollando el ligero movimiento "francés" del arco, inventado por Duport, combinando con una hábil mano izquierda, exacta, que logra una gran expresividad.