Hay sólo dos especies, una de ellas se creyó extinta hasta 1961 y la otra está en peligro con apenas 400 ejemplares.
Viven en sotobosques densos: el matorralero rojizo (Atrichornis rufescens) en las selvas templadas de la frontera entre Queensland y Nueva Gales del Sur, y el matorralero bullicioso (Atrichornis clamosus) en matorrales semiáridos de Australia Occidental.
El reclamo de los machos es bastante estruendoso, un sonido metálico tan fuerte que puede escucharse a grandes distancias, y resulta doloroso a corta distancia.
En 1962, la población total de Atrichornis clamosus se estimaba entre 40 y 45 individuos.
A finales de los años 1980 se había conseguido elevar la cifra hasta unos 400, y posteriormente ha sido reintroducido en varios lugares, pero continúa estando en peligro de extinción.