Rápidamente se transformó en un núcleo que atrae especialmente a familias y adolescentes, que suelen concentrarse en el acceso al edificio en gran número.
El Cinépolis Caballito compartía la estética postmoderna y lúdica de los otros complejos diseñados por Bodas-Miani-Anger para Village Cines.
Su fachada era una imponente estructura de hormigón visto adornado con un diseño abstracto y el inmenso logo de la cadena, y una franja central vidriada, que permite la conexión visual entre la avenida y los sucesivos niveles de acceso a las salas.
Cada nivel cuenta además con un candy bar (venta de golosinas).
La sala 7 es la más grande (400 butacas) y posee un sistema de sonido Dolby Digital.