Se cree que dichos atentados tienen relación con grupos guerrilleros musulmanes, quienes habrían actuado en represalia por la demolición de la Mezquita Babri en diciembre de 1992.
En estos casos las bombas fueron escondidas en portafolios dejados en las habitaciones por los terroristas.
Otras instalaciones como bancos, la oficina regional de pasaportes, un centro comercial, o las oficinas de Air India también fueron atacadas.
En un macrojuicio, ha habido 100 acusados por los atentados, que han recibido distintas penas, desde prisión entre tres y diez años hasta cadena perpetua.
Seis han sido los condenados a muerte, entre ellos Asghar Yusuf Mukadam, Shoaib Ghansar y Shahnawaz Qureshi.