La táctica militar del asalto frontal es un movimiento directo y hostil de fuerzas contra el enemigo, con un gran número de elementos, en un intento por abatirlo.
Es a menudo referido como un golpe suicida, debido a que comúnmente es el último recurso de un comandante que no tiene más estrategias.
Antes del siglo XIX, un asalto frontal en contra de una delgada línea defensiva podía ser efectivo cuando era apoyado por cuerpos de caballería.
Como ejemplo, este tipo de combate fue muy utilizado en la guerra civil estadounidense.
En la Primera Guerra Mundial se estimó que esta tàctica era la única forma de vencer a una trinchera lo que llevó a transformarse en una de las guerras más sangrientas de la historia.