Asentista

El asentista en jefe o general de los víveres, debe ser consumado en lo concerniente a compra, conservación, colocación y economía de los víveres en las provisiones y distribuciones, en la cantidad de consumo, en la conducta y dirección de los que le están subordinados y en su trabajo.

Debe conocer el interior del reino, las fronteras, los estados vecinos, la especie, la cantidad y el precio de los víveres, que estos países pueden dar: los puertos, los ríos, los canales, los caminos y los demás medios para conducirlos a su destino, ejecutar las órdenes que recibe con una extrema prontitud, darlas siempre por escrito y terminantes, prevenir los designios políticos del ministro, antever los de los generales, tener presentes todas las partes de su administración, conocer las dificultades y los recursos para vencerlas; ser penetrante y hombre de bien en la elección de aquellos a quienes dé su confianza.

La elección del asentista de un ejército es de la mayor importancia, debiendo pararse menos en las cláusulas de contrata que en los talentos y en las cualidades que aseguren el bien del servicio, pues sin ellas, aun con el convenio más ventajoso en apariencia, el ejército puede correr los riesgos de faltarle el pan y el General verse precisado a suspender las operaciones por falta de subsistencias.

El asentista debe tener también una reputación fundada sobre la experiencia de sus talentos sobre servicios reales y sobre un crédito que solo se adquiere por una probidad conocida.

Hay también ocasiones en que estas circunstancias pueden sostener por sí el bien público.