Los frutos son cipselas homógamas, alargadas y estrechas, más o menos hirsutas y longitudinalmente surcadas, coronadas por un vilano, generalmente caedizo, de cerdas finas insertadas en un anillo apical, denticuladas o subplumosas a plumosas, de color marrón, rojo, blanco o amarillo pálido.
La poliploidia y apomixis son comunes, lo que genera una considerable variabilidad morfológica.
Su uso medicinal, como el de estimular el sistema nervioso y el cerebro, no está comprobado.
Sin embargo sus preparados homeopáticos en la mayoría de los casos no muestran utilidad.
[3] Macerar sus flores en aceite de oliva es un remedio tradicional contra los golpes con hematoma o torcedura.
Arnica montana se ha utilizado medicinalmente durante siglos; sin embargo, no hay estudios científicos que demuestren su eficacia médica.
Las raíces contienen derivados del timol, que se utilizan como fungicidas y conservadores.