[2] Los investigadores descubrieron además cantidades rastreables de hierro y cuentas de vidrio en la arena, originadas por el calor intenso provocadas por las explosiones de las municiones en el aire y la arena.
[4] Utilizando un microscopio óptico y una fuente de luz externa, pudieron ser identificados granos relucientes y opacos.
A pesar de que el movimiento de las olas marítimas había redondeando los bordes de algunos granos más toscos, la singularidad y la corrosión de los granos toscos y los redondeados apuntaban a que los granos estaban hechos por el hombre.
[3] Se cree que la rugosidad de dichos granos fue generada por superficies microporosas durante su producción y la corrosión tras la explosión.
Esta inspección, junto a las demás pruebas que revelan que los granos eran magnéticos, llevaron a McBride a concluir que los granos eran fragmentos de metralla.