Su política causó un gran descontento ya que habría supuesto una grave pérdida para la Hacienda Real y sus acuñaciones.
Además, aprobó el matrimonio clerical para que no se pudiese reprochar su conducta.
Con este panorama Sin resolver, tras su muerte en el 710 dejaría a Witiza sin poder decidir su sucesión al trono.
Pero un problema mayor les venía encima y era la invasión musulmana que puso fin al reino godo.
El ahora considerado hombre más fuerte de al-Ándalus mantuvo varios encuentros con Ardabasto acompañado por otros diez notables qaysíes.
Según narraciones, se debió a los celos del emir hacia Ardabasto.
De modo que, viéndose en esta situación tan precaria, acudió al háyib Abda Yūsufben Bujt, a quién había hecho donaciones con anterioridad, para que le pidiera una audiencia con el emir y poder buscar una solución a su problema.