Hay poca información sobre este santo obispo de Viviers, en Ardèche.
Su nombre está incluido en los catálogos tradicionales de la diócesis entre los obispos Ardulfo y Eribaldo, en una época que corresponde a la segunda mitad del siglo VIII.
Es mencionado como mártir en Martyrologium Vivariensis ecclesiae que se atribuye al siglo XV.
Según algunos autores, este hecho tuvo lugar entre 740 y 745, mientras que, según Duchesne, quizás sea posterior al siglo IX.
Sus reliquias se conservaron en la catedral de Viviers hasta el siglo XVI, cuando fueron dispersadas por los calvinistas.