Antonio de Bastero y Lledó

La estadía forzosa del canónigo Bastero en Roma tuvo un efecto altamente beneficioso para la historia de la filología catalana.

[5]​ Asimismo, su actividad filológica le sirvió para relacionar-se con algunos eruditos italianos, eclesiásticos como él la mayor parte, y especialmente con los asiduos de la academia Arcadia fundada en Roma algunos años antes.

[5]​ Estudió códices trobadorescos guardados en varias bibliotecas italianas, y compuso una magna obra titulada Crusca provenzale, ovvero le voci, frasi, forme e maniere di dire che la gentilissima e celebre lingua toscana a preso dalla provenzale, de la cual solo se llegó a publicar el primer volumen, en Venecia, el 1724.

La influencia d'Antonio de Bastero también es patente en el mallorquín Bonaventura Serra (1728-1784), el cual consideró en su apología de la lengua limosina que "[la lengua catalana en las Islas Baleares] se ha conservado mucho más pura que en otras partes".

Serra todavía adujo "su antigüedad, abundancia y aptitud para hablar las demás lenguas" para justificar su superioridad sobre el castellano.