Interpretó y aplicó las enseñanzas del Concilio Vaticano II en la diócesis segoviana.
Fue ordenado sacerdote en Madrid en 1945, trabajando en varias parroquias de la diócesis madrileña y dando clases como profesor del Seminario de Madrid.
En 1970 fue nombrado obispo de Segovia,[1] cargo al que renunció pasados 25 años, alegando razones de edad.
Dicha renuncia fue aceptada por el papa Juan Pablo II.
Entre los posibles contactos con los grupos ilegales durante el franquismo, el enfrentamiento con el Régimen ─abandonando el Palacio Episcopal y arrendando un piso para vivir frente del Seminario Conciliar─ y la aplicación de los cambios que el Concilio Vaticano II enseñaba, la secularización de parte del clero segoviano y la extinción de vocaciones en el seminario diocesano, hacen de que su gobierno no pasará a la Historia como uno de los fértiles y fructíferos en la expansión del Evangelio para los sectores más tradicionalistas de la Diócesis.