Antonio Luna

Por invitación de su hermano Juan, que estaba en España por aquel tiempo, se trasladó a Barcelona para allí completar sus estudios.

Como también era un hábil escritor, contribuyó con artículos en el periódico La Solidaridad, que ya en esos tiempos había atraído muchos simpatizantes, tanto entre los españoles como en la comunidad filipina en Europa.

En 1894, regresó a Filipinas y se empleó como químico en el servicio civil de la ciudad.

También se involucró en el movimiento reformista, fomentando la idea de que las Filipinas se debieran incorporar y gobernar como provincia de España, y que los habitantes tuviesen derechos legales propios como ciudadanos del reino español.

Al salir después de haber cumplido su condena, fue a Bélgica, donde estudió ciencia y tácticas militares bajo el general Gerard Matthieu Leman.

Terminados sus estudios, regresó a Filipinas en 1898 y se hizo miembro de la asociación secreta Katipunan.

Con eso, se atrajo su descontento, que resultó en su trágico destino posteriormente, conspirando ellos en la planificación de su asesinato.