Fue el segundo hijo del médico dermatólogo Antonio Delhumeau y de su esposa, la pianista y pintora Carmen Arrecillas, ambos de nacionalidad mexicana.
[4] Paralelamente a su carrera académica fue analista político en diversas instancias gubernamentales.
Es necesario que comencemos a darnos cuenta para insertar en la realidad algún cambio.
Valgan estas citas para ubicarlo, aunque sea parcialmente.
Como profesor universitario, buscó siempre acompañar a sus alumnos en el camino del aprendizaje, al cual es inherente la libertad.
A diferencia de la inercia, la pasión, aún entre viejos, es un solaz vital para reencontrar el mundo de un modo vibrante y expansivo, por lo cual la razón apasionada es contagiosa.
[8] Sobre el poder y la adicción, expresó en El Hombre Teatral: la sociedad contemporánea es adictiva porque vivimos un momento de ruptura con lo sagrado, de erradicación del espíritu, del ánima en su sentido energético.
Así, quienes tuvieron un ambiente familiar febril son sujetos que tienden a la adicción al alcohol o a la cocaína, sustancias que al lograr este efecto restablecen el ambiente referencial o, en cambio, otras personas con referentes familiares flemáticos o que adquirieron una actitud lenta, pausada, de defensa ante un contexto excesivamente angustiante, pueden ser adictos a la mariguana o a los inhalantes.
En este sentido, incluye las emociones asumidas obsesivamente en las adicciones: Una persona depresiva es adicta a la tristeza, una colérica es adicta a la ira, una neurótica a la neurosis; todas resuelven mediante una energía o estado anímico un conjunto de necesidades afectivas.
En cambio, la orientación de esta ansiedad en una dirección intrusiva y de rivalidad, o competencia, será marcada, también en sus metas sintéticas y básicas, por el padre o figura sustituta.