Para la temporada 1992/93 decidió que su destino estaba en el modesto Deportivo Mandiyú de Corrientes, donde solo estuvo seis meses.
Aunque solo marcó un gol aquella temporada su juego, e incluso las faltas que provocaba, le dieron al club un respiro en la lucha por el descenso que ese año se decidió por diferencia de goles.
Durante la temporada 1993/94 se volvió titular indiscutible y tras un excelente torneo logró jugar la primera final para los laguneros.
El siguiente año lo jugó en Veracruz, pero una lesión al comienzo de la temporada lo alejó casi 6 meses del torneo.
Al finalizar la temporada 1995/96 se marchó a León, donde solo jugaba los últimos minutos de los partidos y nunca se llevó bien con la directiva y cuerpo técnico, que al final de esa liga le dejaron ir.