Los investigadores han estudiado la sensibilidad cutánea mediante el registro de fibras nerviosas individuales en diferentes especies, como en el ser humano.[5] Existen diversos tipos de estímulos nociceptivos (eléctricos, térmicos, mecánicos o químicos) que se han utilizado en diferentes modelos de dolor; sin embargo, ninguno es ideal, aunque los estímulos químicos probablemente imitan más estrechamente el dolor clínico agudo.Una vez que los niveles iniciales de acción en respuesta al estímulo nociceptivo sean determinados y considerados confiables, se administra un fármaco y las latencias de respuesta se vuelven a determinar en presencia del fármaco.Si el tiempo que le toma al organismo responder al estímulo es más prolongado después de la administración del fármaco -y más importante-, si este cambio no se debe a que el animal no pueda responder debido a los efectos sedantes del medicamento, entonces se considera que el medicamento produce efectos antinociceptivos.[6] La ausencia de comunicación verbal en animales es, sin duda, un obstáculo para la evaluación del dolor.En un preámbulo, el comité declaró que los experimentos son indispensables si queremos obtener una mejor comprensión de los mecanismos del dolor.El comité, aunque reconoce que algunos experimentos tienen el objetivo de tratar de reproducir síndromes crónicos en animales, estableció claramente que los protocolos experimentales deben minimizar o evitar el dolor (esta noción podría, a priori, parecer paradójica, sin embargo, se puede estudiar la nocicepción sin producir dolor).