Para darles albergue se edificó en 1701 el convento, que habitaron hasta la desamortización de 1835.
[2] Por lo recogido en los libros de cuentas conventuales, se sabe que la comunidad no fue numerosa, estando compuesta por lo general por cinco o seis frailes.
Una vez desamortizado el edificio y exclaustrados los capuchinos, el edificio iba a destinarse a prisión del partido judicial de Alberique, siguiendo las instrucciones de una real orden que afectaba a muchos conventos de la provincia.
Sin embargo el ayuntamiento inició un expediente que finalmente llevó a una nueva real orden que adjudicaba la propiedad al consistorio alberiquense para establecer en ella las escuelas de educación primaria.
[2] A inicios del siglo XXI solo se conserva la iglesia, la cual no se utiliza ya para el culto y está en proceso de adaptación como espacio cultural.