Levantada sobre un antiguo convento en la segunda mitad del siglo XIX, el proyecto de adaptación del antiguo inmueble corrió a cargo del arquitecto Tomás Aranguren, también responsable de la construcción de la cárcel modelo de Madrid.
[1][2] Del convento anterior se conservaron en su momento la iglesia y la tapia.
[4] En el periodo 1882-1888, Salillas tasaba su población media en 842 reclusas.
[5] Tras el cierre de la cárcel, la antigua iglesia del convento fue acondicionada como sala de teatro universitario.
En la primera década del siglo XXI se planteó la posibilidad de transformar el espacio en un conjunto de viviendas de alquiler para universitarios.