[1][2][3] La palabra antagonista tiene referencia en el latín tardío antagonista al respecto del griego antagōnistḗs, marcado por anti, interpretado por contra, con raíz en el indoeuropeo *ant-, por antes o adelante, conjugándose con el verbo agonizar, dado en el latín tardío agonizāre vinculado al griego agōnízesthai, por la acción y el sentimiento de combatir, procediendo de agōn, remitiendo a pelea o enfrentamiento, en relación con el verbo agein, por actuar, encontrando referente en el indoeuropeo *ag-, por mandar o mover.
[4] El antagonista representa la fuerza aparente y necesaria para que exista un conflicto en la trama.
[5] Un antagonista no necesariamente tiene que ser siempre un humano ni tampoco en sí mismo bueno o malo.
En el estilo típico de las historias en las que un héroe se debe enfrentar a un villano, ambos pueden ser definidos como protagonistas o antagonistas del otro, respectivamente.
Sin embargo, en algunas ocasiones los creadores de las historias han creado diversas situaciones complejas, como por ejemplo, contar la historia desde el punto de vista del villano, al que entonces se le denomina protagonista antagónico o antihéroe.