Nació en Damasco (Siria) a mediados del siglo VII.
En el monasterio del Santo Sepulcro en la misma ciudad recibió el lectorado y el subdiaconado.
El año 711, Filípico Bardanes se apoderó del trono imperial, quemó las actas del Sexto Concilio Ecuménico, restableció en los dípticos litúrgicos los nombres que dicho Concilio había anatematizado y reunió un sínodo para que ratificase su proceder.
Andrés asistió a dicho sínodo el año 712; pero al año siguiente, se arrepintió de ello y firmó sin vacilar la carta de excusa que su patriarca escribió al Papa Constantino, después de que Anastasio II arrojó a Bardanes del trono imperial.
Algunos de ellos se cantan todavía, dejando una huella perdurable en la divina liturgia bizantina.