Se puede extraer un relato tradicional de los primeros textos, comentarios y crónicas poscanónicas.
Sin embargo, fue mucho más que un sirviente y su relación con Buda llegó a ser la de una estrecha amistad.
Según se dice, Anuruddha propuso que, aunque la presencia de Ananda fuera indispensable, no se le permitiera asistir a no ser que alcanzara la liberación; así fue como Ananda decidió entrar en retiro y aplicarse con todas sus fuerzas en alcanzar tal objetivo; la madrugada del día del Concilio, ante el hecho de que aún no había alcanzado lo que se proponía, decidió irse a dormir, alcanzando el estado de Arhat en ese momento.
El Canon Pali no menciona la muerte de Ananda, sin embargo, el célebre monje budista chino Fa Hsien, recogió en su peregrinación a la India una antigua tradición según la cual, cuando Ananda rondaba los 120 años, presintiendo su muerte, nombró como su sucesor a Śānavāsika y decidió realizar un viaje de Rājagṛha a Vesāli; una vez llegado allí, decidió alojarse en una isla en medio del Ganges.
Unos y otros, le pedían a Ananda que fuera hacia su lado del río para morir y él, demostrando su gentileza y compasión, para evitar cualquier clase de disputa entre los dos bandos a causa suya, usó sus poderes psíquicos elevándose por los aires y haciendo que su cuerpo fuera consumido por el fuego para, finalmente, dejar que sus cenizas se dividieran cayendo a ambos lados del río.
Ānanda es representado como un elocuente orador, que a menudo enseñaba sobre el yo y sobre la meditación.
[6] Además de estos suttas, una sección del Theragāthā se atribuye a Ānanda.
[9] En muchos textos sánscritos indios y de Asia oriental, Ānanda es considerado el segundo patriarca del linaje que transmitió las enseñanzas de Buda, siendo Mahākassapa el primero y Majjhantika[10] o Saṇavāsī[11] siendo la tercera.
De forma similar, en la China del siglo V y el Japón del siglo X, se compusieron textos budistas que recomendaban a las mujeres mantener los ocho preceptos semimonásticos en honor y gratitud a Ānanda.
Los textos Pāli Vinaya atribuyen a Ānanda el diseño de la túnica budista monje.
Para disminuir su valor comercial, los monjes cortaban la tela ofrecida antes de coser una túnica con ella.