Tras el exilio durante el holocausto de varios psiquiatras judíos de renombre, la APsaA se convirtió en una organización psicoanalítica con una importante presencia en los años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial.
No obstante, este florecimiento del psicoanálisis fue acompañado por políticas conservadoras en algunas áreas.
Así, por ejemplo, hasta los inicios de los años 90, la APsaA impidió que aquellos que no fuesen psiquiatras, psicólogos homosexuales y los que no estaban dispuestos a aceptar la ortodoxia técnica formaran parta de la organización.
Muchas de estas restricciones fueron abandonadas posteriormente y la organización acepta en la actualidad a psicólogos y trabajadores sociales en mayores números, aunque son cada vez menos las personas que requieren la afiliación.
La organización hace frente a desafíos significativos y dejó de ocupar un lugar tan notorio en lo que respecta a la salud mental.