Por su término, donde se sitúa buena parte del parque natural Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama, discurren los ríos Alhama (o Merchán), Cacín, Cebollón y de la Madre.
Del periodo Neolítico se han encontrado restos arqueológicos en las cuevas de la Mujer, del Agua y de los Molinos, en distintos asentamientos distribuidos en torno al río.
Algunos historiadores consideran que pudo ser la ciudad que Plinio el Viejo denominó como Artigi, aunque no existe certeza sobre ello, quedan restos romanos de algunas villae (casas de campo).
[2] Durante la guerra, ya en manos castellanas, Alhama sufrió varios sitios por parte de las fuerzas nazaríes, todos sin éxito.
Una vez consumada la Reconquista, comienzan a producirse cambios significativos en la fisonomía de la ciudad.
Las mezquitas se van sustituyendo por iglesias; los antiguos zocos, dan paso a plazas abiertas; se levantan nuevos edificios, aprovechando la estructura de otros más antiguos.
En definitiva, cambia el aspecto arquitectónico y artístico, pero se va enriqueciendo gracias a la convivencia de estilos.
Tras el apogeo alcanzado durante la Edad Media, Alhama cae en un profundo olvido.
El término municipal está atravesado por la carretera A-402, que conecta la autovía A-92 en Moraleda de Zafayona con La Viñuela.
La parte monumental del casco urbano se concentra en su zona suroeste.
Por su parte, los vecinos deben componer los merceores (mecedores o columpios) que se montan esa noche, para cantar al mismo tiempo coplillas tradicionales.
A su fin, se salía al campo, armándose mecedores y cantando los participantes coplillas.
El dinero recaudado se dona a alguna institución o asociación benéfica.
Durante el carnaval, desfilan por las calles comparsas, que entonan canciones relatando los hechos más curiosos del año, y máscaras, que se pasean haciendo bromas a la gente.