Alfredo Omar Ortiz

Delgado y de escasa estatura, se caracterizaba sin embargo por una enorme fortaleza física y una entrega absoluta, que le valió su apodo de "fierro" o "fierrito" y lo ha hecho permanecer en la memoria de la generación que lo vio jugar.Pero, en este terreno, se lo recuerda todavía hoy como insuperable.Al saltar a cabecear (normalmente para el despeje) junto a rivales mucho más altos, tenía tal potencia y cálculo que siempre llegaba él al balón.Gran corredor en tareas defensivas, sus "mandadas" al ataque en velocidad y por gambeta cuando el marcador no era favorable, agrandaban al equipo, haciendo subir la moral de sus compañeros y de los hinchas con su entrega.Jugador callado y humilde, nunca tuvo la capitanía del equipo y se fue del club tan calladamente como estuvo en él.