Son frecuentes las representaciones de animales, árboles, montañas y seres humanos muy esquematizados.
Las alfombras gabbeh gozan desde hace pocos años de una gran fama en el mundo occidental, por lo que las tejedoras han adaptado sus diseños al gusto europeo y norteamerícano, decantándose por alfombras lisas muy sobrias, casi sin dibujos, en las que priman los reflejos delicados de los tintes naturales.
Cada alfombra era tejida por una sola mujer y se destinaba a uso doméstico, no para ser vendidas.
Al ser consideradas no aptas para la venta, existen pocos datos bibliográficos e históricos sobre estas alfombras: hasta finales del siglo XX, los coleccionistas y autores las despreciaban por su aspecto tribal y poco elaborado en comparación con las alfombras persas más conocidas.
Se renovaron los diseños y los tejedores empezaron a innovar libremente para satisfacer los gustos de los compradores.