Alena de Dilbeek

Su hagiografía, plasmada en un documento fechado en el siglo xii,[6]​ establece que Alena nació en Dilbeek, a las afueras de Bruselas (Bélgica), hija del noble Levold y su esposa Hildegaart, quienes eran paganos.

[4]​[7]​ Alena decidió ser bautizada sin el conocimiento de sus padres, debiendo asistir a misa siempre en secreto.

Tras descubrir que profesaba el cristianismo, Levold llegó a la conclusión de que Alena había sido hechizada por los cristianos para que se convirtiese, motivo por el que ordenó a los guardias traer a su hija de regreso; la joven se resistió a ello de tal forma que, abrazada a un árbol para evitar ser llevada de vuelta,[6]​ sufrió la amputación de un brazo durante el forcejeo[2]​ (se afirma también que un centinela se lo cercenó).

[5]​ Encerrada en su casa, murió poco después a causa de las heridas.

Cuando la abadía fue suprimida en 1796, la última abadesa, Juana Francisca de Rueda de Conteras (1785-1818), retiró el relicario y lo guardó en un monasterio próximo a Wurzburgo, en Baviera, Alemania (la pieza sería devuelta a Forest en 1812).

La parábola de los ciegos , por Pieter Brueghel el Viejo (1568). Al fondo puede apreciarse la Iglesia de Santa Alena de Dilbeek.